Con este vientecito taaaan agradable que hizo estos días de atrás no queda otra que escapar de la playa para no acabar con arena por partes del cuerpo que ni conocías.
Así que María y yo nos refugiamos en el parque Isabel la Católica, que tiene un prao muy agradable donde tumbarse al sol, o a la sombra de un arbolillo.
Tengo que comprar una cuerda de estas. Otra manera más para abrirse la cabeza jajaja.
Echo de menos alguna foto de surf, pero qué le vamos a hacer, es verano.
Salú